La ralentización del crecimiento de la economía española ha puesto todos los focos en el sector del ladrillo, ya que es inevitable no acordarse de la crisis que España vivió en 2008.
Estos últimos años el sector del ladrillo ha experimentado un notable crecimiento, al igual que muchos de los sectores que forman parte del tejido económico español. Sin embargo, a lo largo de 2019 se ha detectado que el sector inmobiliario puede estar enfriándose y sufriendo un retroceso.
El principal factor que ha hecho que esto se evidencie es el aumento de los precios del alquiler y de la venta de bienes inmobiliarios, algo que ya sucedió en 2008. Además, al comparar hipotecas también se hace visible el cambio en los precios y los tipos de interés.
La evolución en número reales
Si echamos la vista unos años atrás podremos comparar el crecimiento de la vivienda en los años 2000 con la evolución que ha experimentado tras la gran crisis del 2008.
En aquel entonces, el mercado inmobiliario tenía un ritmo de crecimiento anual que rondaba el 20% y cada año se construían 600.000 viviendas aproximadamente. El ansia de la sociedad por adquirir una vivienda era mucho mayor que ahora, pero también se veía favorecida por dos motivos: el número de créditos que concedían los bancos en aquel entonces y la cantidad de dinero negro que había en España.
El sector inmobiliario llegó a suponer 1 billón de euros sobre el PIB español.
Actualmente el sector ha experimentado una recuperación, pero aún está muy lejos de alcanzar los números de la burbuja inmobiliaria de hace diez años. En los años de oro del ladrillo el precio por metro cuadrado era superior a 2.000 euros, descendió a 1.200€ en 2007 y actualmente apenas llega a los 1.400€. Por lo que solo se ha recuperado una cuarta parte.
Otro dato importante es que durante 2019 en España se han construido más de 100.000 viviendas, una cifra que supone un gran crecimiento durantes estos años, pero que comparando con la cifras anteriores es insignificante.
Mejora del entorno económico
Uno de los grandes aspectos que debemos contemplar para saber si estamos hablando de un crecimiento o de una futura burbuja inmobiliaria es el estado de la coyuntura económica. Uno de los factores que pueden diagnosticar si la economía se encuentra en estado de recesión o de expansión es el paro.
Tras la crisi de 2008 el paro en España llegó a alcanzar el 27%, pero actualmente se ha producido una gran bajada con una tasa inferior al 15%.
Que más personas tengan un trabajo, también supone que hay más personas que puede acceder a una vivienda sea mediante el alquiler o la compra.
Otra cosa que debemos tener en cuenta es la evolución de la oferta y la demanda. Desde la crisis, en 2019 España sigue teniendo una menor oferta de inmuebles frente a la demanda. Esto también es una de las razones por los que en algunas zonas los precios se disparan.
La Europa de los intereses negativos
Según indican los expertos, el riesgo de la burbuja inmobiliaria no se está generando solo en España si no en toda Europa. La principal causa está en los tipos de interés. Actualmente los bancos tienen unos tipos de interés negativos, lo que aunque parezca una buena noticia, significa todo lo contrario.
El dinero que los bancos no cobran intereses o que no ganan a través de los fondos de inversión se refugian en el ladrillo. Ya que las entidades financieras ofrecen a las familias o las empresas préstamos e hipotecas sujetas a intereses muy bajos, pero realmente pueden acabar endeudándose por encima de sus posibilidades.
Al igual que en España, esto también ocurre en otros países de Europa como Alemania o Suiza, donde los tipos de interés rozan el 0%, o llevan muchos años en negativo, y los precios del sector inmobiliario cada vez se están calentando más.
Sin embargo, todavía estamos muy lejos de las cifras de concesiones de créditos e hipotecas que se daban en la primera década de los 2000. Lo que evidencia que aunque podríamos caer en el mismo error de momento aún estamos experimentando un proceso de recuperación económica.