En los últimos años, el factoring (también conocido como factoraje) ha ido ganando cada vez más popularidad en el mundo de los negocios, especialmente entre las pequeñas y medianas empresas. Esta herramienta financiera se ha convertido en una opción atractiva para obtener liquidez a corto plazo y mejorar la gestión del flujo de efectivo.
Es importante destacar que el factoring no es un préstamo bancario, sino que se trata de una operación de venta de facturas, lo que significa que la empresa que cede el derecho de cobro de sus facturas obtiene el dinero de forma inmediata, sin tener que esperar a que los clientes paguen las facturas.
Además, el factoring permite a las empresas externalizar la gestión del cobro de las facturas, lo que puede ahorrar tiempo y recursos a las empresas. Esto es especialmente importante para las pequeñas y medianas empresas, que a menudo no tienen los recursos para llevar a cabo la gestión de cobros de forma eficiente.
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